Especialistas han advertido sobre la falta de regulación por los “conflictos de interés” que pudieran surgir tanto de algunos legisladores que discuten y votan las reformas, como de otros personajes cercanos a la política en México. 

Señalan que este tema no es menor, no sólo porque existe la posibilidad de que algunos legisladores utilicen su posición para favorecer a uno de los futuros reguladores, sino porque este tema está ligado a una amplia tradición de corrupción e impunidad en México. 

“El conflicto de interés, en sentido estricto, es un acto de corrupción, ya que todo acto de corrupción tiene esa intención de utilizar un poder público en beneficio de los intereses privados”, afirmó René Torres-Ruiz, profesor de tiempo completo del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana.

Los conflictos de intereses no sólo involucran a servidores públicos, están presentes en las decisiones de profesionales, directivos y empleados de empresas y organizaciones, públicas o privadas. 

Un ejemplo de conflicto de intereses es: ser Diputado o Senador y al mismo tiempo ser socio de una empresa que podría verse beneficiada con la promulgación de una reforma de ley. Pedro Aspe Armella Pedro Aspe Armella, ex funcionario en la administración de Carlos Salinas de Gortari.